Un jardín de iris en Tokio, Japón
Pocas flores tienen un legado tan refinado como el iris en Japón. En los jardines de Tokio, esta planta ha sido símbolo de protección y renovación desde el periodo Heian (794–1185). En mayo, cuando florece en su máximo esplendor, espacios como Meiji Jingu o Koishikawa se tiñen de púrpura, azul y blanco, atrayendo a miles de visitantes. El Hanashōbu, o iris japonés, no es solo una joya botánica: tradicionalmente se le atribuían propiedades para alejar los malos espíritus. Sus hojas, alargadas como espadas, evocaban fuerza y vitalidad.
En España, los iris también embellecen jardines históricos como el del Real Jardín Botánico o el Parque del Capricho, ambos en Madrid. Florecen entre abril y junio y son muy apreciados en regiones como Andalucía o Castilla-La Mancha por su resistencia al sol y su valor ornamental. Aunque sin el mismo simbolismo ritual, estas flores forman parte del imaginario colectivo ligado a la primavera y al arte del jardín.
Cada flor cuenta una historia. En Tokio, los iris narran belleza, tradición y armonía con la naturaleza.
本周 2025年第20周
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