Si buscas un viaje de verano lleno de aromas y paisajes inolvidables, la meseta de Valensole, en la Provenza francesa, es el destino perfecto. Desde finales de junio hasta mediados de julio, este altiplano se cubre de un intenso manto púrpura: es tiempo de floración de la lavanda.

A más de 600 metros sobre el nivel del mar y con unos 800 km² de extensión, Valensole es una de las mayores zonas de cultivo de lavanda de Francia. Esta planta llegó con los romanos, que la usaban para baños, curas y cocina. Su nombre proviene del latín lavare, que significa “lavar”. En la Edad Media, los monjes ya la cultivaban con fines medicinales, y en el siglo XIX su cultivo creció gracias a la industria del perfume en Grasse. Hoy, más de 1.700 agricultores cuidan miles de hectáreas de lavanda y lavandín, su variante más resistente, utilizada en productos para el hogar.

¿Sabías que en España también puedes ver campos de lavanda espectaculares? En Brihuega (Guadalajara), cada julio florecen paisajes similares y se celebra el Festival de la Lavanda. ¡Un plan ideal sin salir del país!